Hace apenas unos meses, en uno de los cursos que he estado haciendo últimamente, nos hicieron la siguiente pregunta. ¿Qué es para ti la integración? Teniendo como contexto, la sociedad actual en la que vivimos. La verdad es que había oído hablar muchísimo de integración, pero nunca me había parado a plantearme esa cuestión. Lo mejor de todo fue que la profesora no nos pidió que explicásemos su significado al más puro estilo RAE, sino todo lo contrario. Un par de minutos y medio folio en blanco bastaron para poner en marcha la máquina. Debíamos explicar qué era para nosotros la integración por medio de una metáfora.
La mía:
«La integración es como ese puzzle de dos mil y pico piezas que te regalan en tu primera comunión. Tiene tanta piezas que nos sabes por dónde empezar. De hecho, cuesta sudor y lágrimas hacerlo, pero con la ayuda de todos consigues ir dándole forma. La recompensa es inmensurable cuando ves que las piezas encajan y sientes que el esfuerzo ha sido conjunto.»
En clase hubo quien utilizó una ensalada de frutas o una orquesta como metáfora. Para mí, las piezas del puzzle simbolizan esa enorme cantidad de variables que influyen en la creación del paisaje de una sociedad. Mi puzzle no es simétrico, las piezas son moldeables. Y cada una de ellas, tiene un papel fundamental e igual de importante las demás. ¿O acaso no era imprescindible descifrar donde había que colocar las decenas de piezas azules que formaban el cielo infinito de los históricos puzzles de cuando éramos pequeños?
Y para ti, ¿qué es la integración?
Me ha gustado mucho la metáfora del puzzle, donde todos somos piezas básicas para poder formar la sociedad. Y además si una no encaja el puzzle no quedará bien.
Desde pequeñito crecí en un barrio donde vivían muchos gitanos. Algunos venían a mi cole. En mi clase había tres gitanos. Algunos de ellos han sido y son defensores de la integración entre payos y gitanos. Pero también he conocido a otros que nunca mostraron creer que somos iguales. Más tarde he ido conociendo a otros colectivos «en riesgo de exclusión»: discapacitados, sudamericanos, sordos, enfermos mentales, negros, rumanos… En todos ellos he conocido personas que irradian sensación de igualidad y también a personas que hacen de su diferencia con respecto al resto de la sociedad algo así como la clave de acceso a un sistema aparte que constituye su gueto particular. Mi respuesta a tu pregunta es que nuestra sociedad debería de ser algo así como un sistema operativo donde todos tengamos una clave de acceso única: el hecho de ser personas. Todos deberíamos poder tener acceso a este sistema operativo, pero también la obligación de renunciar a otros sistemas operativos restringidos para personas con alguna «diferencia»: el ser negro, musulmán, sordo, discapacitado, gitano… Dos no se integran si uno no quiere.
Gracias por haber propuesto un tema de reflexión tan suculento!! Iván
Iván me quedo con esa clave de acceso única, el hecho de ser personas. Estoy totalmente de acuerdo contigo. En el fondo es una pena tener que hablar de integración, porque si hablamos de ello es porque existen diferencias que nos señalas y nos diferencian, cuando esas diferencias deberían pasar desapercibidas. La integracion debe ser un proceso abierto, bidireccional, donde es erróneo pensar que solo que viene debe adaptarse. Con esa mentalidad, estamos obligando a las personas a olvidarse de dónde vienen y quiénes son. Lo ideal es (suena verdaderamente utópico) que esas diferencias sirvan para enriquecernos y no para diferenciarnos.
Estoy contigo en que dos no se integran si uno no quiere, es así.
Gracias por tu reflexión, como siempre…genial y muy enriquecedora.
Un abrazo.