El viernes de la semana pasada, 16 de diciembre, estuve en unas jornadas de voluntariado que tuvieron lugar en Madrid. Más exactamente, en el Centro de Arte de Alcobendas.
Voluntarios, exvoluntarios, organizaciones de envío y organizaciones de acogida se dieron cita en este evento que llevaba meses intentando celebrarse para conmemorar el Año Europeo del Voluntariado 2011. Como podéis imaginar, el evento tenía como protagonista al SVE (Servicio de Voluntariado Europeo).
También sirvió para tomar nota de informacion acerca del voluntariado, de cooperación internacional, sobre becas e incluso formación. Además, fue un punto de encuentro muy interactivo en donde exvoluntarios y actuales voluntarios fueron contando su experiencia. También hubo tiempo para conocer qué hay después del SVE, e incluso ver qué propuestas salen adelante. Yo presenté mi experiencia de voluntariado en Nigeria, bastante particular para el resto de participantes por el país de destino, el tipo de proyecto y el número de voluntarios participantes. También aproveché para dar a conocer la asociación que surgió tras nuestra estancia SVE, Mme Ma Fi Calabar Asociación. Una apuesta de María y Ester, dos de mis compañeras, por dar continuidad, en la medida de lo posible, a nuestro proyecto inicial. El tiempo, como siempre, fue nuestro enemigo.
Otros compañeros, exvoluntarios SVE, nos presentaron algunos de los proyectos que ya están puestos en marcha. Félix nos enseñó una manera muy original de recaudar fondos. Ayudar en bici, es posible. Su proyecto, VolunTour, tiene como objetivo recaudar fondos para destinarlos a investigar la fibrosis quística, una enfermedad genética que afecta, principalmente, a los pulmones.
Él y su compañero Giom, exvoluntario SVE también, pretenden recorrer media Europa con la bicicleta para conseguir fondos y crear conciencia de esta enfermedad. Su destino final es HaiPhong, una ciudad portuaria situada al norte de Vietnam. ¿Quieres saber por qué? Entra en su web y conoce el proyecto, seguro que puedes hacer algo para ayudarles. También buscan gente voluntaria que les eche una mano traduciendo la página web a diferentes idiomas, ¿quieres animarte? Súbete con ellos en bici, y únete a la aventura que comenzará el próximo 4 de marzo.
María también nos presentó su nueva iniciativa, Escuelita Nómada. Un punto de encuentro entre uno mismo y la naturaleza. Desde este espacio plurilingüe animan a personas de todas las edades a participar en las diferentes actividades que proponen para crear comunidad, vivir en sintonía con uno mismo y sobre todo, aprender. Aprender mucho de los profesores que están todo el año, y de aquellos que vayan invitando a lo largo del tiempo. Esta escuelita da vida a todo tipo de talleres, desde agricultura sinérgica, comunicación no violenta a automasaje taoísta o coméstica natural. Si no quieres perderte sus novedades, síguelos a través de su blog.
Para animar al personal a participar, propusieron varios concursos. Uno de vídeo, otro de fotografía y otro de microrrelatos. Aunque en la categoría Vídeo la participación fue muy escasa, en las demás, hubo propuestas muy interesantes. En un principio, sólo tenía pensado participar en una de las categorías, en la de fotografía. Pero al final me animé y presenté mis propuestas para todas.
Y el resultado fue bastante bueno, gané el 1º Premio con el Vídeo, que llevaba por nombre «Un viaje que cambia la vida». En el fondo, este vídeo era un remake de algunos de los vídeos que ya tengo colgados en el blog, así que no tiene sentido volver a subirlo. En la categoría Fotografía me quedé en un 2º puesto con la foto «Voluntarios Tiritas», que formaba parte de una serie de 3 fotos que llevaba por nombre «Una realidad impasible». Ésta es la foto ganadora.
Os podéis imaginar lo contenta que estaba. Ojalá hubiera sido triplete, es decir, que el relato también hubiera ganado, pero tenía serios competidores y no pudo ser.
Las fotos ahora tienen camino por recorrer. En versión exposición itinerante irán pasando por algunos de los centros de voluntariado de la Comunidad de Madrid. ¡Yuju!
Y aunque el microrrelato fue el patito feo de la noche, ha luchado por hacerse un sitio en este artículo.
«Ojalá Harry Potter fuera nigeriano»
Son los más vulnerables, y los que más sufren. Acusar a un pequeño de ser niño brujo es como marcar a fuego con el símbolo nazi a un alemán. Estigmatizados, física y psicológicamente, de por vida. Los que son acusados de brujos, se les practica el exorcismo. Tragar ácido es la única solución para expulsar el supuesto mal. Prostitución, esclavitud infantil o matrimonios forzados ponen en peligro nuestro futuro, los niños.
Y entre tanto oleaje, un atisbo de luz. La mano que extiende un voluntario con la sola esperanza de extraer algo enriquecedor de ese intercambio. Ayuda que, a veces, llega en formato tirita para una úlcera que hace sufrir a inocentes. Poco son dos manos. Pero, ¿y si fueran miles las que se unen para ayudar hasta que ese dolor cese? De ahí nace un sueño: “Luchar por un mundo más igual en donde la realidad pase de impasible a inquietante, inspiradora”.
Rumbo a Nigeria 