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Posts Tagged ‘Feliz Navidad’

¡Sí! Claro que sí. Te muestro cómo.

Alumbrado navideño

Se acerca esa fecha donde el rojo predomina y las ganas de comprar son casi impulsivas. Sí, estamos en precampaña navideña…y si no te has dado cuenta, no tienes nada más que ver la publicidad que embadurna nuestras vidas: perfumes sensuales, juguetes extraordinarios, bombones gloriosos, móviles de lujo…y una larga parafernalia de productos que harán de tu vida, algo mejor. Bueno, eso es lo que proclaman los diferentes eslóganes. Productos cargados de valores intangibles que forman parte de la insostenible mecánica del consumo en la que estamos envueltos. Sí, es lo que llamamos la sociedad de «usar y tirar».

Cargo de conciencia

¿Recuerdas cuánto te duró tu primer móvil? ¿Y el abrigo que mamá te regaló cuando cumpliste los 16? ¿Y los patines? ¿Y el Monopoly? Y ahora, ¿crees que lo que compras te dura lo mismo? ¿Qué vida útil tienen? Consumismo a un ritmo frenético, y por supuesto, insostenible. De no haber sido por la crisis, quizás ya estaríamos utilizando ropa interior de un solo uso, y luego…a la basura. Algunos expertos afirman que esta crisis era predecible, el ritmo que habíamos tomado resultaba imposible de mantener en el tiempo. Comprar, comprar, comprar. Construir, construir, construir… Ahora toca, decrecimiento sostenible.

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¿Qué ha sido de la carta a los Reyes Magos? Esa que escribíamos a mano con esmero y dedicación. Primero tocaba contar lo buenos que habíamos sido. Después, los modestos, con boli en boca y mirada perdida en el cielo, elegían cuidadosamente qué querían que les trajesen aquellos señores vestidos con trajes largos y turbantes. Sin embargo, había otros que abusaban en la comanda. Y eso, tenía sus peligros. Al final, el juguete más deseado, quedaba relegado por cualquier otro de la lista.

Mi rey favorito siempre ha sido Baltasar. No me preguntéis porqué, pero esa vena negra africana debía llevarla ya desde pequeña. Y hace poco me enteré de algo bastante curioso. Según cuenta la leyenda, los tres reyes procedían de las tres razas conocidas. De esta manera, Melchor, que era el más mayor de edad, representaba a los europeos y le llevaba al niño oro. Gaspar simbolizaba a los semitas de Asia y en sus manos portaba incienso. Y el último, Baltasar, venía de África con su mirra bajo el brazo. Incluso se cuenta, que tras el descubrimiento de América, quisieron poner otro rey más, un rey indio, pero para entonces, la cultura ya era bastante arraigada como para incluir un nuevo y cuarto rey.

Por cierto, ¿sabíais que la costumbre de regalar en Reyes nace a  mediados del siglo XIX? Sí , surgió para contrarrestrar la figura de San Nicolás, un obispo que nació en la ciudad de Licia, en Asia Menor (actual Turquía). Este obispo que resaltó por su caridad y generosidad con los niños, pasó a ser el origen de la figura de Santa Claus, que  aún hoy perdura en el tiempo, pero eso sí, con muchos cambios.

En Nigeria no hay Reyes Magos. Aunque el año pasado se dejaron ver. Pero por desgracia, fue solo eso, una excepción.

Yo quiero pensar que los reyes no van a África porque se pierden. Puede que al pasar el desierto del Sáhara, se queden sin cobertura 3G en el móvil o que las nubes de polvo que se generan en el desierto, dejen sin voz al navegador (¿?). Sea como fuere, los Reyes no llegan. Así que ni cartas, ni cabalgatas, ni caramelos, ni carbón, y por supuesto, nada de pegarse el madrugón para ver qué les han dejado estos simpáticos señores.

Ni contar con un paisano africano en el clan, les ha servido para ganarse una escucha activa. Aunque a decir verdad, yo creo que lo que los africanos piden, y no sólo ellos, sino todos aquellos que sufren, no se guarda en caja de regalo ni se envuelve con papel. ¿Cómo pedir no pasar hambre? ¿Cómo pedir no ser prostituta o niño soldado con 12 años? ¿Cómo pedir que no roben los recursos naturales de tu país? ¿Cómo pedir tener voz, libertad o derechos que ya de por sí son fundamentales?  ¿Cómo pedir vivir siendo pobre si el mundo gira en torno al dinero? ¿Cómo pedir asilo en otro país porque en el tuyo no te dejan vivir? ¿Cómo pedir hablar si tu voz no se escucha?

Yo este año también he escrito mi carta a los Reyes Magos.

Queridos Reyes Magos,

  • No quiero ropa, quiero que entre todos arropemos a aquellos que tuvieron menos oportunidades, menos suerte, menos recursos, o simplemente, los que tienen menos.
  • No quiero perfumes, quiero que nuestras sonrisas perfumen las calles de alegría.
  • No quiero zapatos, si no son los de un refugiado.
  • No quiero a Gucci, Loewe o Carolina Herrera, a no ser que esos sean los nombres de pila de niños nigerianos.
  • No quiero un coche que me lleve, si no son corazones los que mueve.
  • Ni moto que me recoja, si con ello hacemos la vista floja.
  • No quiero flores de colores, mientras que el blanco y el negro sigan siendo colores para las discriminaciones.

  • No quiero cobartas, si no es para ahogar el sufrimiento que en este mundo se desata.
  • No quiero televisiones, a no ser que sea una de esas Pantallas que Plasman. Aún no conozco enfermedad humana o injusticia social que se haya curado haciendo la vista gorda.
  • No quiero iPhone ni iPod, sólo quiero un iPad si es que realmente una de esas tabletas es capaz de hacer un mundo en donde «ai Paz», amor e igualdad.
  • No quiero bicicletas para adelgazar, si a los delgados (también llamados «personas que mueren de hambre») no les dan esos kilos de más.
  • No quiero manzanas mordidas, si de ese bocado sólo se alimentan unos cuantos y los demás mueren por desidia.
  • No quiero Reyes Magos, si lo que dan son regalos y no ilusiones.

Me despido con 3 grandes y mágicos abrazos.

Hasta el año que viene.

Isa Moyano

Luchemos porque el hambre, la pobreza y las desigualdades sociales tan sólo aparezcan como un epígrafe en los libros de historia.

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Rumberos, Feliz Navidad

A casi horas contadas de ese momento tan entrañable, no quería pasar la oportunidad de felicitaros la Navidad. Seguro que lo pasáis rodeados de aquellos que más queréis, ¿verdad? No se puede pedir más. Cuidado con no atragantarse con los polvorones y disfrutad de la comida con mesura, que si no luego pasa factura, y por supuesto, de la familia.

Un abrazo a todos, y repito foto del año pasado que voy mal de tiempo.

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¿Harto de regalar calcetines, perfumes y corbatas? Es normal. Este año te puedes salir del tiesto consumista que te empuja a comprar cualquier cosa por tal de regalar algo. Un consumo responsable y solidario es posible.

«Navidad. Regalos. Diferente.» Es la típica asociación de ideas que suele atormentar nuestras cabezas cuando se acerca la época del año rojidorada. En el fondo, regalar es una acción bastante meticulosa y reflexiva. No le regalas lo mismo a tu padre que a tu madre. Ni a tu hermano que a tu mejor amigo. Ni a tu vecina simpática que te trae bizcocho cada domindo que a tu jefe… Y sí, es verdad, regalar se hace cada vez más difícil. Queremos ser originales. Pero sobre todo, acertar. Pues bien, con esa idea nace este nuevo evento que os traigo. Comprar con cabeza, regalar de corazón.

Hemos preparado una exposición de cuadros y otros artículos que tienen alma solidaria y espíritu renovado, diferente. En la exposición que ha montado Olart Pintura Decorativa encontrarás un montón de artículos diferentes para regalar estas navidades. Aunque los cuadros y los platos pintados a mano se están jugando el papel protagonista del evento, también podrás encontrar postales, marcapáginas, bisutería, calendarios, posavasos o colgantes de navidad. Motivos florales, paisajes, dibujos para niños o rostros africanos, son solo algunos de las excusas que han dado vida a esta exposición.

Todo lo que veas en la exposición, lo puedes comprar. El dinero recaudado irá para Mme Ma Fi Calabar Asociaciónque trabaja para proporcionarles un futuro digno a los niños y niñas de Calabar.

Y como sé que la impaciencia ya puede con vosotros, os dejo a continuación todos los datos de la exposición. Pero no te despistes, sólo estaremos hasta el domingo. ¡No te quedes sin tu regalo solidario!

¿Qué? Exposición benéfica Olart Pintura Decorativa

¿Cuándo? De jueves 15 de diciembre a domingo 18.

¿Horario? Jueves 15 y viernes 16, de 17h a 20h. Sábado 17 y domingo 18, de 11 a 14h, y de 17h a 20h.

¿Dónde? En Madrid, en el Barrio de la Concepción. La dirección exacta es: C/ Virgen del Val, nº 21, Bajo A, Escalera Izquierda (haz clic aquí para verlo en Google Maps).

¿Cómo llegar? En transporte público es muy sencillo y rápido. Coge la línea 7 (la naranja) en dirección Hospital de Henares y bájate en la parada de metro Barrio de la Concepción. Para salir, ve por la salida «Martínez Villergas». De la salida de la boca de metro a la exposición no hay ni 50 metros.

¿Qué hay que traer? Ganas y algo de dinerito para poder hacer un regalo diferente y solidario. ♫¡Y en estas navidades, exposición de Olart!♫

¿Alguna sorpresa? Sí, y como sois tan curiosos, os la voy a adelantar. El domingo, a las 12h de la mañana tendremos a un grupo de voluntarios y amigos en la exposición. ¡Nos vamos de contada! Pequeños y mayores, estáis todos invitados al Cuentacuentos que hemos organizado para el domingo 18 de diciembre a las 12h. Un viaje a través de la palabra que no os podéis perder.

¡Os esperamos! No nos falléis.

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Mejor dicho, un montón de papás y mamás llegaron a Destiny el día de Navidad. Combinando el blanco y rojo en el vestuario y con un gorrito de Santa Claus, nos presentamos en el orfanato el día 25 de diciembre. Happy Christmas, era Navidad.

Era un día especial, así que a los niños les regalaron ropita nueva. Todo un evento. Compraron tela como para un regimiento y a coser. Vestiditos para las chicas, y pantalón y camisa para los chicos. El día de navidad, brillarían con luz propia.

Después de mi pequeña crítica a Santa Claus (ver artículo Pompas gigantes, carrera de sacos y christmas por doquier), no tuve más remedio que vestirme de Mamá Noel con tal de hacer felices a los niños. Y loquitos de contentos se pusieron cuando abrieron los regalitos que teníamos preparados para ellos.

Foski y Valle ejercieron de Papá y Mamá Noel, respectivamente. Juegos de mesa, libros de lectura, un diábolo, DVDs y cuentos fueron algunos de los regalos. Por supuesto, todo a compartir.

Aunque sin duda, los regalos más originales nos los envió Mamá Carmen desde España. Pero no era una sola Carmen, ¡eran dos! Una Carmen es la madre de Mache y trabaja como profesora en el colegio público Cervantes, en Alhama de Granada. Y como suele pasar en las familias de padres maestros, algún hijo sigue sus pasos en la enseñanza. La otra Mamá Carmen es la hermana de Mache, profesora del colegio Conde de Tendilla, también en Alhama. Dos cabecitas pensantes que tuvieron una gran idea. Para el Día Internacional de los Derechos del Niño, el pasado 20 de Noviembre, las Cármenes prepararon un folleto con información y fotos acerca de Nigeria que repartieron entre los niños de su cole. Después proyectaron los vídeos que Mache les había mandado. Y como colofón, charla y preguntas para saber si se habían enterado. Los niños debían estar atentos al vídeo. Ellas preguntaban, “En el orfanato, ¿tienen puertas en las clases? ¿Y muchos lápices?” La sensibilización surtió efecto.

Ahora era el momento perfecto para poner a los peques a trabajar. Esas imágenes despertaron su espíritu solidario. Animados y participativos, crearon un montón de materiales didácticos que más tarde nos enviarían. Mapas de África para enseñarles a los niños geografía. Puzzles del abecedario y de formar figuras para estimular la coordinación ojo-mano y mejorar su agilidad mental. Fichas de dibujitos a emparejar para mejorar su memoria. Y fichas con letras para crear palabras.

También recibimos un montón de póster sobre el universo, los animales y el ciclo del agua. Las mates no fueron asignatura pendiente, nos enviaron un dominó matemático con divisiones y multiplicaciones. Y para conocer el cuerpo humano, ¡un esqueleto a tamaño real!

Pero también, entre tanto material, venían unas cartas escritas a mano por los niños del cole. Es aluciannte lo que un niño puede provocar en un adulto con sus pequeñas y nobles palabritas. Mache, María, Neli y yo estábamos en la habitación. Cada una con una carta en la mano, nos robábamos el turno de palabra para decir: “Mira, mira, lo que dice este niño en la carta”. Emocionadas, alegres y eufóricas conseguimos leerlas todas. Sofía, de 9 años contaba en su carta:

Queridos niños de Nigeria, no puedo llamaros por vuestro nombre porque no lo sé. Bueno, eso no importa. Os mandamos para que os divirtáis unos juegos que hemos hecho todos. Pero hay alguien que le ha dado mucha importancia y es mi maestra Mari Carmen que lo ha hecho con mucho cariño. Hola, me llamo Sofía y tengo 9 años. Mis compañeros creo que estarán haciendo unas cartas también muy bonitas. El vídeo es muy bonito, a lo mejor nos reiremos alguna vez. ¿Será muy grande vuestra escuela? ¿no? No os peléis porque yo sé que tenéis un corazón muy grande casi para evitar que os peleéis. Si no podéis vernos, nos podéis mandar alguna vez una carta”. La carta venía acompañada con dibujitos, un enorme regalo donde se podía leer FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

Otra niña, Mª Jesús, escribió:

“Queridos amigos y amigas de Nigeria:

Yo soy una niña de España y me llamo Mª Jesús. Ya sé que no os conozco, pero sé que sois unos niños como nosotros.

Me encantaría conoceros, pero no puedo porque vivis muy lejos de un pueblo llamado Alhama de Granada.

Ya mismo es la Navidad, pero Papá Noel y los Reyes Magos han pasado por aquí un poco antes y nos han dicho que os mandemos estos juguetes.

Espero que estas navidades las paséis bien. Un beso para todos.”

Sólo puedo decir una cosa. Los niños, sean de donde sean, nos sorprenden por su enorme humildad, generosidad y solidaridad. A veces pienso… ¡qué pena que nos hagamos mayores!

Y aunque no crea en Papá Noel, y sí en los Reyes. Mi Papá Noel particular, vestido a lo Batman africano, me trajo un regalito muy especial. Mi Santa Claus tiene nombre, se llama Obonguette y tiene 14 años. Es uno de mis niños apadrinados. Su imaginación no tiene límites. Su único obstáculo, el acceso a los materiales. Y aún así, siempre se las ingenia para encontrar algo que le sirva. Trozos de cartón, papelito de regalo que se llevó del taller de christmas del 23 de diciembre, cartulina y folios le sirvieron para hacer la casa más chula que jamás haya visto. Cuidado hasta el último detalle. La casa tiene ventanas, puertas, reparto de habitaciones e incluso antena para ver la tele. Pero sin duda, lo mejor de todo es la terracita que tiene en la azotea, con mesa y sillas. Y el toque africano se lo da… ¡el generador! Sin luz no habría nada que hacer en esa casa tan original. Os podéis imaginar la cara que se me quedó cuando la vi. Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro. Y de los apretones y besuqueos que le di a Obonguette, creo que tardará un tiempo en regalarme alguno de sus inventos.

No podía despedir este artículo sin dar las gracias a todas esas personas que nos apoyan en la distancia. No sólo enviándonos material o dinero, que a veces es importante, sino también enviándonos grandes muestras de apoyo emocional. Sin ese gran condimento, no habríamos sobrevivido aquí ni un mes. Las cosas, a veces, no son como esperamos. Otras veces, ocurren desgracias que nos desmoralizan. Escuchar, al otro lado del teléfono, la voz de mis padres, mi hermano, mi familia o mis amigos dándome ánimos, ha sido y seguirá siendo fundamental para seguir caminando. Gracias también a todos los familiares y amigos de mis compañeros, sin vuestros empujones emocionales, la casa sería un caos de sentimientos. Y no podía olvidar, a los que por azar o gracias a Google, se toparon con el blog.

Después de tanto peloteo, sólo puedo decir: GRACIAS A TODOS. Vuestra labor es fundamental para nuestra salud mental. ¡Seguid ahí!

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Metidos en febrero y yo aún contando cosas de diciembre. Y lo que me queda.

Y es que diciembre fue un mes muy intenso. Organizamos varias actividades en el orfanato. El día 23, nos presentamos allí con varios talleres preparados. La idea era que los niños se divirtiesen con algo diferente, nuevo.

Se organizaron 4 talleres: pompas gigantes, juegos populares, christmas y otros juegos de habilidad. Nos dividimos en varios grupos de 3-4 personas. En ese momento, en el orfanato había unos 90 niños. Sí que es cierto que algunos de ellos no participan en las actividades, sólo miran o ni eso, se escabullen. Sobre todo los mayores. Y desgraciadamente he de decir, “menos mal”. Si todos quisiesen participar, no daríamos abasto, sería un caos.

Todas las actividades se desarrollaron al aire libre, excepto el taller de cómo hacer un christmas.

Yo estuve en el de pompas gigantes. Os acordáis de pequeños, la ilusión que nos hacía hacer pompas de jabón. Tenía truco lo de soplar. Si soplabas muy fuerte, rompías la pompa antes de haberla hecho. Si soplabas muy flojo, nunca conseguirías hacerla. A veces, era cuestión de paciencia, maña y por supuesto, un poco de práctica.

En el orfanato ya se montó una buena revolución el día que Ester y María decidieron hacer pompas de jabón a escala mini. El alambre les sirvió para hacer los moldes. Los botes de café como recipientes. Y el lavavajillas con agua, la mezcla explosiva. La actividad tuvo mucho éxito. Aunque como pasa con todo en el orfanato, al día siguiente, ni rastro del material. Se había esfumado como por arte de magia. A nosotros nos vino de perlas. Para el 23 de diciembre, los niños ya estaban familiarizados con las pompas, así que el taller fue como coser y cantar.

Sin embargo, para hacer pompas gigantes, sólo con jabón no sería suficiente. Necesitábamos glicerina como ingrediente estrella. Ya sabéis que en Internet se encuentra todo. Pero os paso la receta al estilo Arguiñano. Para hacer unas buenas pompas hay que echar, 5 medidas de agua, 1 de lavavajillas y 1 de glicerina. Además, es imprescindible que el ambiente esté húmedo. Como nosotros íbamos a hacer la actividad al aire libre, buscamos una sombra. Pero como hacía un calor de 15 de agosto en Linares, tuvimos que crear un ambiente húmedo ficticio. La solución fue espolvorear agua alrededor de los cubos con la mezcla pompística. Algo que tuvimos que hacer en varias ocasiones.

Otro detalle importante era forrar los moldes con gasa. Cuando los aros son tan grandes, necesitan ser recubiertos, sino las pompas no salen. Como material utilizamos perchas reconvertidas en aros gigantes, cuerdas de medio metro unidas a dos palos de madera y aritos de alambre.

¿Qué si salieron pompas grandes? Comprobadlo vosotros mismos. Anionting, el niño de la foto, era todo un experto.

Los niños fueron rotando por los cuatro talleres. En juegos populares aprendieron a jugar a matar, típico juego de colegio para mejorar tu tiempo de reacción y velocidad. También estuvieron jugando al pañuelo por equipos. Y al grito de 2, 6 ó 7 compitieron para alcanzar el pañuelo. Lo que no entendieron muy bien era que debían coger el pañuelo sin chocarse. Caían como chinches.

En el taller de juegos de habilidad, los niños participaron por parejas en diferentes actividades. Como las que se organizan por la mañana en las ferias de los pueblos de España. O al menos, en la del pueblo de mis padres, Fernán-Ñúñez. En nuestro caso fueron carrera de sacos y carrera de cebolla en cuchara. Esta última actividad sufrió una pequeña adaptación. Si no me equivoco, esa carrera se suele hacer con huevos. Pero la verdad es la idea no era muy viable, así que se cambió por cebollas. Y, ¿cuál fue nuestra sorpresa? Que como te despistases los niños se comían las cebollas. A mitad del juego, Jose me enseñó lo que quedaban de ellas. Todas mordidas.

En el taller de christmas los niños se relajaban. Sentaditos fueron dibujando y coloreando sus postales navideñas. Tenían como modelo diferentes christmas que habían dibujado los Mbakaras. Bolas de navidad, un papá Noel regordete, estrellas, árboles de navidad, velas… Lo típico de estas fechas. Aunque por supuesto, yo eché de menos los Reyes Magos. ¡Cuánto daño está haciendo la cultura americana en España! Y es que el bombardeo de películas navideñas que sufrimos en nuestro país cuando se acerca fin de año, está pasando factura.

Cada navidad, un blanco regordete con barba albina y traje rojo (que encima es la reconversión publicitaria que hizo Coca-Cola de Santa Claus) se cuela en nuestras casas a través de una chimenea (como si en España hubiera muchas) para decir “Jo, jo, jo”. Deja caramelos en unos calcetines de lana bordados… cosa que sólo encuentras en la sección “Especial Navidad” del Corte Inglés por el módico precio de 12 euros. Pero, ¿si son sólo unos calcetines? Meg, error. Son más que eso. Son los calcetines que Santa Claus espera ver tras descender angustiosamente por el agujero de la chimenea. Si es que no se queda atascado.

A tu casa lo llevan un puñado de renos, ¿será una especie en extinción en los parques de Sierra Nevada y Doñana? Porque yo jamás los he visto. En fin, americanadas pasadas de moda. ¡Retomemos nuestra cultura! Con lo bonito que era dejarle leche a los camellos, elegir el rey mago que más te gustaba, escribirle una carta a mano y ponerle los zapatos para que te dejase carbón dulce. Y anda que no disfrutabas yendo a la cabalgata de Reyes de tu ciudad, luchando con uñas y dientes por el caramelo solitario del suelo para que luego te dieses cuenta de que el grado de machuqueo era tan elevado que el precinto del caramelo se había roto. Menuda faena. Pero entusimado, alzabas la cabeza con la esperanza de cazar un caramelo en el aire y… plof, caramelazo en la frente. Aquellos maravillosos años… a ver si no perdemos las costumbres españolas. Si no, tomaré medidas. Pelea a cuerpo descubierto entre Papá Noel y los Reyes Magos. ¿Quién gana? Hagamos apuestas.

  • En un lado del ring… Santa Claus – Hombre regordete, de baja estatura y poca movilidad.
  • En el otro lado, los tres Reyes Magos – No sólo son 3 en vez de 1, sino que además sólo el rey negro, fibroso, lo tumba en el suelo. No necesita ni ser mago ni nada. Gaspar y Baltasar se pueden ir a por palomitas.

Pues eso, recuperemos nuestra cultura. Al menos, por el bien de mi salud mental. Si no, luego desvarío con todo este tema.

Los talleres fueron un éxito. Los niños se lo pasaron genial. Y nosotros, mejor todavía. El niño que todos llevamos dentro, estaba en pleno apogeo.

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Como ya os comenté en Feliz Navidad a todos, la Nochebuena de este año se presentaba, como mínimo, diferente. 30 grados de temperatura y época seca en la franja tropical africana, eso pintaba que o buscábamos una solución fresquita o pasaríamos la Nochebuena más calurosa de nuestra vida.

No queríamos celebrar la Nochebuena en casa. Era demasiado desfase y luego tocaba recoger todo al día siguiente, así que el plan B consistía en buscar un lugar agradable que cumpliese con nuestros requisitos. Las condiciones eran claras y fáciles de satisfacer. Necesitábamos un sitio en el cual nos dejasen llevar nuestra comida española, poner musiquita y a ser posible, que la bebida no fuera muy cara. El sueldo de 50 de euros al mes de un voluntario no da para mucho más.

Y… clin, lo encontramos. No sólo cumplía con nuestras expectativas, sino que además el hotel contaba con piscina. Ya, imagino que a vosotros lo de la piscina os viene demasiado grande. Con el frío que debe estar haciendo allí, cualquiera piensa en poner el culete en remojo.

Sin embargo, a nosotros, la piscina nos robó el corazón. ¿Una Nochebuena pasada por agua? Con este calor traicionero no se me ocurría mejor opción. Llegamos bien temprano, a las 2 del mediodía. Nuestro vestuario quedaba muy alejado de la elegancia típica de un 24 de diciembre. Con unos pantaloncitos cortos desgastados por el tiempo, una camiseta de tirantes, el bikini de hace 3 temporadas y las chanclas del 2005, pisaba zona hotelera.

Nada más llegar nos dieron una mala noticia. No había Smirnoff Ice, sólo cerveza y algunos refrescos. Smirnoff Ice es una bebida espirituosa que consiste en pequeñas dosis de vozka con fanta de limón. La mezcla ya está hecha. Es como el Bacardi Breezer de España. Es suave y dulce. Y fresquito gusta un montón. Ester, Valle y yo, las chicas Smirnoff, nos adentramos en la selva de la ciudad en busca de los Smirnoff perdidos. El chico del hotel nos advirtió que se había agotado en todo Calabar, pero pensamos que eran invenciones suyas. Tras casi hora y media buscando y habiendo recorrido media ciudad, decidimos probar suerte en el último sitio que íbamos a visitar, el Marion Market. A prisa y corriendo nos bajamos del coche. Había gente por todos los rincones. Buscamos, buscamos y por fin lo encontramos. Una tienda especializada en bebida aún tenía reservas.

Como si estuviéramos en una contrareloj, llegamos al hotel. Unos bañándose, otros tomando el sol, otros disfrutando de su cerveza fresquita,… Casi me tiro con lo puesto a la piscina. Ahora empezaba nuestra fiesta. Había que recuperar el tiempo de piscina perdido.

La verdad es que en Nigeria te pueden pasar cosas que en España serían impensables. Dime tú a mí, ¿en qué bar español se quedan sin una bebida frecuentemente consumida un 24 de diciembre y te dejan comprarla fuera del local para meterla? O, ¿en qué hotel de España te dejan usar su barbacoa para hacerte unas gambas que traes de casa? A veces para bien, a veces para mal, Nigeria es así de impredecible. No deja de sorprendernos.
Cada dos por tres nos recordábamos los unos a los otros que en unas horas sería Nochebuena. La verdad es que seguíamos sin creérnoslo. Y tristemente hay que reconocer, que tan sólo el gorro de Papá Noel nos teletransportaba a la navidad vivida en casa. Ni Belén, ni árbol de navidad, ni Reyes, ni Papá Noel, ni ná. En la navidad de Calabar sólo había hueco para dos cosas: la iglesia y el carnaval.

Este año no comimos langostinos, ni dátiles con bacon. Tampoco catamos el albodigón de la abuela, el cocktail de gambas o la sopa de picadillo. Pero al menos, una pequeña representación de delicatesen españolas se dejó ver. Jamón, chorizo, queso, salchichón y gazpacho nos acompañaron en una noche donde los villancicos navideños pasaron bastante desapercibos.

Estuvimos muy entretenidos con la pistola de agua, las gafas de bucear y el gorro shower tan utilizado en estas tierras. En fin, una Nochebuena bastante especial. ¡Quién sabe cuándo volveremos a vivir una Navidad así de calurosa!

Ni qué decir tiene que aguanté hasta el final. Algunos fueron cayendo a medida que la noche se echaba encima. Llevábamos todo el día de piscina y el cansancio se apoderó de algunos cuerpos inertes. Con pies como garbancitos en remojo abandonamos el hotel a las 5 de la mañana. Era mi primera Nochebuena fuera de casa, y como yo, casi todos mis compañeros. No se puede decir que no fuera diferente, pasar una navidad como si estuvieras en verano, es algo que pocas veces podremos vivir. Pero no sólo fue diferente, también fue muy especial. La vivimos todos juntos al calor del clima tropical y con mensaje navideño incluido. Además, algunos de nuestros amigos nigerianos también nos acompañaron en este día tan señalado.

Seguramente el año que viene, cuando el frío de diciembre enfríe mis neuronas y no me deje ni pensar, me vendrá un bonito y humilde recuerdo de este año en Calabar. Me acordaré con nostalgia de esta Nochebuena tan especial. Pero ya es sabido que… algo es especial cuando sucede una sola vez. Así que mejor no estropearlo.

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La Navidad es un momento muy especial. Cada miembro de la familia se desplaza al campamento base, el pueblo de los abuelos, para disfrutar de una navidad en familia. Es justo ese momento del año en que todos nos reunimos en torno a una mesa para comer en familia y cantar villancicos. Sí, todos los años son los mismos villancicos, la misma comida, … En fin, todo es lo mismo, pero a pesar de ello, cada año deseas ansiosamente que llegue ese día en que vuelves a ver a todo el mundo a la vez.

Comemos polvorones, jamón, lomo, albondigón, queso, langostinos, mantecados, turrón, … y un sinfín de cositas que nos hacen ganar un par de kilos, cuando no más.

Este año es diferente. Al menos para nosotros. Viviremos la navidad sin nuestra familia, sin nuestros amigos de siempre y con un calor sofocante que apenas nos deja respirar.

Llevamos aquí ya 6 meses. Y sí, hay muchos momentos en que nos acordamos de nuestra gente, familia y amigos. Pero ahora, en estos días tan señalados (parece que me he copiado del discurso de Navidad del Rey) la nostalgia se apodera de nosotros y resulta inevitable no pensar. A mí me pasó el otro día, y la sensación fue muy conmovedora. Era como si por mi retina pasaran miles de imágenes a la vez. Como un videoclip navideño.

Pero esa morriña hay que dejarla aparcada. Tenemos que disfrutar de este momento tan especial que nos ha brindado la vida. Con 40 grados de temperatura, sin Reyes Magos y sin queso manchego… pues tan mal no está el tema. Los 40 grados los pensamos combatir dándonos bañitos en la piscina del hotel en el que vamos a celebrar la Nochebuena. Bueno, la verdad es que nos vamos a ir el 24 a las 12 de la mañana al hotel y hasta la mañana del 25 vamos a estar alli. Esta es la foto del hotel. Tan mal no nos lo hemos montado, ¿verdad?

Los Reyes Magos se han convertido en un amigo invisible. Y por la comida española tampoco tenemos que preocuparnos. Nely trajo algunas cositas y Foski y Valle vinieron cargados con todo tipo de delicatesen españolas. Así que el festín está asegurado.

No podremos evitar echaros de menos, familia y amigos. Pero nosotros ya hemos creado una verdadera piña familiar en la casa nigeriana. De esas familias que discuten, se cuidan y se quieren. Como debe ser.

Brindad por nosotros, echaros fotitos y guardadnos el sitio. A la cita del año que viene no faltaremos.

FELIZ NAVIDAD o HAPPY CHRISTMAS, desde NIGERIA.

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Viajando

Imágenes y sensaciones